miércoles, 9 de marzo de 2011

¡Una de bravas!

Desde hace un tiempo vengo observando que los camareros se han vuelto muy amables. Este fin de semana uno me regaló dos chupitos especiales, que tenían la medida de medio cubata. Por otro lado, siempre que voy a comprar un bocadillo en un bar cercano a mi trabajo, el camarero me incluye una bolsita con olivas y pepinillos.

Mi pregunta es la siguiente; ¿lo hacen con todo el mundo o sólo conmigo? Es de vital importancia que lo averigüe, pues si hay algo mejor que ganar la lotería eso es la comida gratis.

Hay quien dice que intentan ligar conmigo, pero os diré una cosa; no soy una chica fácil. Se necesita algo más que pepinillos para conquistarme…por lo menos, unos berberechos.

En cualquier caso, desde aquí hago un llamamiento a todos los camareros. “Camareros, no sé por qué me otorgáis este honor pero os estoy profundamente agradecida. Prometo comerme todo lo que me ofrezcáis gratis y volver a vuestro bar para futuros gorroneos. Siento no poder dejaros más propina, pero mi sueldo de becaria no da para más. De todas formas, intentaré ser una buena clienta y no derramar la mostaza por el mantel. Saludos”.

¡Ah! ¡Se me olvidaba! Si alguien no es camarero pero quiere regalarme otras cosas no hay ningún inconveniente, siempre que no sea la discografía de Luis Miguel. Gracias.

PD: Sí, tengo trabajo de becaria. Pero tranquilos, seguiré asando pollos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario